La pérdida de visión debido a cataratas se puede restaurar mediante la extracción quirúrgica del cristalino afectado y su sustitución por una lente intraocular. La cirugía de la catarata es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes, y cada año se realizan en el mundo casi 22 millones de intervenciones.
La técnica más habitual para operar la catarata se llama facoemulsificación, realizada mediante una incisión menor de 3 mm, a través de la cual se extrae el contenido opaco del cristalino. La fragmentación de la catarata se hace convencionalmente por ultrasonido (facoemulsificación). En algunos casos se puede emplear también el láser femtosegundo para aportar mayor precisión a los cortes.
Una vez fragmentada la catarata, una sonda la absorbe y, en el saco que envolvía el cristalino, se coloca la lente intraocular, evitando así el uso de lentes después de la cirugía.