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La miopía es una de las primeras causas de ceguera reversible a nivel mundial, se debe a que el globo ocular es demasiado alargado o a que la córnea es más curva de lo normal. Las personas con antecedentes familiares son más propensas a padecerla.

Una persona miope ve claramente los objetos cercanos, pero percibe de forma borrosa los objetos que se encuentran a distancia. Suele manifestarse en edad escolar, por lo que es importante estar atentos a posibles síntomas en los niños.

La miopía suele aparecer en la infancia y evoluciona hasta los 20 años aproximadamente, cuando tiende a estabilizarse. Si el error refractivo es superior a unas ocho dioptrías, se trata de alta miopía o miopía magna, un tipo de miopía que conlleva riesgos y complicaciones visuales específicas que pueden ser graves (desprendimiento de retina, alteraciones maculares, glaucoma).


Los síntomas habituales son:




*Mirar con dificultad televisión, pizarrón, letreros…
*Acercarse mucho los libros para leer.
*Entrecerrar a menudo los ojos en un acto reflejo para que los objetos lejanos parezcan más nítidos
*Como la miopía evoluciona durante los años de crecimiento, se hace necesario ir cambiando de gafas o de lentes de contacto con frecuencia.

No hay forma de prevenir la miopía, aunque las revisiones oculares periódicas, especialmente en la infancia, ayudan a detectarla en sus fases incipientes.



¿Cómo se trata?

En la actualidad casi cualquier paciente miope (solo o combinado con astigmatismo) puede corregirse con una cirugía para la corrección de su defecto refractivo. Es importante que el paciente acuda a su oftalmólogo para que éste le realice una revisión exhaustiva y descarte patologías concomitantes, y además decidan en conjunto la mejor solución a su(s) ametropía(s), ya que el éxito depende de la adecuada selección sobre todo del tratamiento quirúrgico.

El método tradicionalmente empleado durante las últimas tres décadas ha sido el láser excímer (lasik, PRK o lasek) y ahora los métodos con láser de femtosegundo (smile, relex) lo cual la ha convertido en un método rápido, efectivo y accesible para muchas personas alrededor del mundo. Es un procedimiento ambulatorio, no doloroso que permite una recuperación visual y una reintegración a las labores cotidianas casi inmediatas. Es la cirugía más practicada en el mundo y con los resultados más previsibles, lo cual explica la gran demanda que tiene.


Sin embargo, en pacientes con miopías altas o córneas delgadas, el láser puede no ser la mejor opción o estar contraindicado. En éstos pacientes podemos optar por realizar la corrección con una lente intraocular . Si el paciente es menor de 45 años, se coloca una lente fáquica, la cual va entre el iris y el cristalino. Ésta técnica tiene la ventaja de ser totalmente reversible, además de corregir también astigmatismos altos. La lente que se coloca es personalizada y permite una corrección exacta, asimismo es un procedimiento ambulatorio y la recuperación visual es inmediata.


Si el paciente ha comenzado con la presbicia o vista cansada, se prefiere realizar una cirugía facorefractiva, es decir, sustituir el cristalino (nuestra lente natural) por una lente intraocular con el poder dióptrico adecuado, con los mismos beneficios que ya hablamos anteriormente.

La principal preocupación de los pacientes, sobre todos aquellos que se someten a cirugía laser, suele ser el tiempo que permanecerán sin lentes. Siempre les explico que el monto de dioptrías que eliminamos con la cirugía es para toda la vida, lo que no podemos cambiar es la historia natural de la enfermedad, y en un pequeño grupo de pacientes (menos del 10%) ésta suele tener pequeños cambios, pero al haberse realizado la cirugía, comenzamos desde cero, de tal manera que los cambios que puedan suceder serán mucho menores. Además, que en la mayoría de pacientes se puede realizar un retoque.

Es importante la buena comunicación médico/paciente y entre ambos decidir el procedimiento que solucione mejor el problema de base. En algunas ocasiones será necesaria una combinación de tratamientos, por lo cual es importante que el paciente conozca su enfermedad y se involucre activamente en el proceso para llevar a cabo el(los) tratamiento(s) necesario(s).